jueves, 23 de julio de 2020

Crisis en el sistema de representación en Salta

CRISIS EN EL SISTEMA DE REPRESENTACION EN SALTA


Santos Jacinto Dávalos





Por Santos Jacinto Dávalos


Una democracia republicana se basa fundamentalmente en la independencia, el equilibrio  y el control recíproco de los tres poderes y la autonomía  total del órgano de control.
Esta democracia en Salta está quebrada. Doce años garantizados de gobierno por parte de la misma persona –así ocurrió con Romero y Urtubey-, miembros de la Corte de Justicia que deben ser confirmados cada seis años, una Auditoría totalmente politizada que debe renovarse cada cinco años, y legisladores que se renuevan cada cuatro años, unidos a un sistema electoral anómalo e Intendencias necesitadas de aportes provinciales, transforman al gobernador en un monarca, más que en un repúblico.

En primer lugar debo señalar que en Salta la mujer está excluída. Las constituciones nacional y salteña, las normativas internacionales aplicables después de 1994 y las leyes, garantizan la igualdad social, económica, cultural y política entre el hombre y la mujer. Pero en Salta no ocurre así. Nunca una mujer fue gobernadora ni vice, ni presidió ninguna de la Cámaras ni la Corte de Justicia. En la Auditoría son todos hombres. En la mayoría de los departamentos, nuestros distritos electorales, nunca una mujer fue diputada o senadora. Por primera vez en 200 años, en 2019, una mujer fue elegida intendente de la ciudad de Salta.

Restaurada la democracia, en 1983, todos los senadores fueron hombres. Casi cuarenta años después, en 2019, se eligieron 22 senadores y una senadora. En la Cámara de Diputados las mujeres no llegan al tercio. En doce departamentos nunca fue elegida senador una mujer. En la composición anterior de los diputados nacionales por Salta, todos fueron hombres.
Esta inconsecuencia se agrava porqué en Salta la mujer es más estudiosa que el hombre. En la mayoría de las escuelas y colegios la bandera argentina la porta una mujer. En la universidad estatal se reciben tres mujeres cada dos hombres. Adicionemos a estos argumentos la conducción de las mujeres en el plano internacional, donde la recuperación de la salud y la economía fueron más eficientes en los países gobernados por mujeres.

La igualdad del voto está totalmente desvirtuada. En Salta tenemos 23 departamentos que eligen un senador cada uno, por lo que las minorías no tienen lugar. 12 departamentos, con una población inferior al 8% del electorado, tienen doce senadores, y el 92% por ciento restante solo once. Menos del 8% decide quién es Juez, que leyes se aprueban, si se convoca o no a asamblea constituyente y si se exonera o no a los sujetos a juicio político. Esta sinrazón es más evidente en la elección de constituyentes, pues quién obtiene el 40 de los votos puede tener la mayoría absoluta.

Las minorías, salvo en capital, no tienen espacio en los restantes departamentos.
No existe la democracia participativa. La iniciativa legislativa y el referéndum están sujetas a la voluntad de la legislatura. No existe ni el referéndum constitucional ni la revocatoria de mandatos. Y  el Consejo Económico y Social, solo se puede pronunciar sobre las consultas gubernamentales. No tiene el derecho de iniciativa, que es la característica principal de los CES de todo el mundo.

El Tribunal Electoral de cinco miembros está integrado por tres Jueces de Corte y presidido por el Presidente de la Corte. Si estos jueces deben hacer buena letra para que cada seis años los reelijan, el Tribunal Electoral tiene el mismo destino. Esa es la razón por la que no se permite el acceso al código fuente, pues en Salta tenemos voto electrónico. Consecuentemente, la transparencia del acto electoral no puede ser controlada por la oposición.
Quién convoca a elecciones cuando quiere es el gobernador. En l987 se convocó en abril y en 2019 en noviembre.

Cada candidato puede tener listas colectoras. Los candidatos a gobernador, intendentes o legisladores, pueden tener varias listas que los apoyan, debilitando así a los ya moribundos partidos políticos. En cada elección tenemos decenas de miles de candidatos, desvirtuando así la democracia.

No existe transparencia y se nos niega el derecho a la información. Una ONG local intenta conocer cuánto ganan los Jueces de Corte, infructuosamente.

Nuestros gobernantes no son estadistas. Son buscadores de votos para la próxima elección. Por ello no tenemos planificación estratégica pero sí los peores indicadores socioeconómicos.
El filósofo israelí Harari expresa;” En su forma actual la democracia no sobrevivirá a la fusión de la biotecnología con la infotecnología. Se debe  reinventar a si misma con éxito y de una forma radicalmente nueva.”

Muestra de nuestro atraso es que todavía estamos bregando por una mejor calidad de nuestras instituciones, de que cumplan con la constitución y con la ley, cuando debiéramos estar discutiendo el mundo que nos espera dentro de veinte años. 




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