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Elia Fernández, Sergio Berni, Fernando Pequeño Ragone. Sede del PJ Salta. |
Expresiones de Sergio Berni y María Luz Alonso en PJ Salta
"No podemos seguir siendo un partido minoritario de decisiones que no tomamos nosotros por el el PJ es un Partido mayoritario y no podemos permitir que los que se dicen nuestros representantes levanten la mano entregando el patrimonio de todos los argentinos"...
En el salón de actos de la sede del PJ Salta junto a varias decenas de militantes, tanto Sergio Berni como María Luz Alonso expresaron los motivos y objetivos de la intervención del Partido Justicialista (PJ) en Salta.
Sergio Berni enfatizó que la intervención no se debe a problemas administrativos, sino a una necesidad de reorganizar el peronismo con una visión política clara. Subrayó que el peronismo no es un partido minoritario, sino de mayoría y de poder, y que deben actuar como tal. Berni criticó la situación en la que representantes peronistas parecen apoyar decisiones que van en contra de los intereses de la nación. El propósito de la intervención es empoderar a aquellos que deseen representar los ideales peronistas y lo que hizo grande al partido y a Argentina.
Por su parte, María Luz Alonso recalcó que este no es un día de vencedores ni vencidos, sino de cumplir con una directiva del Consejo Nacional del partido. El objetivo principal es organizar y recuperar la soberanía política, la independencia económica y, fundamentalmente, la justicia social. Alonso señaló el desafío que tienen por delante en Salta y en toda Argentina, y que el éxito dependerá de su capacidad para ampliarse, unirse y enfocarse en el objetivo de recuperar la patria. Finalmente, expresó el deseo de reconstruir una Argentina donde el trabajo sea digno, las vacaciones sean accesibles, los estudiantes tengan recursos tecnológicos y los ciudadanos puedan cubrir sus necesidades básicas, recordando que los peronistas saben cómo lograrlo.
Cuando el Silencio Dolía: Una Carta Urgente al PJ Salteño
En el corazón del Partido Justicialista (PJ) de Salta, aquel lunes, 8 de febrero de 2021, resonó una voz preocupada, la del Consejero Fernando Pequeño Ragone, a través de una carta que clamaba por atención inmediata. Su misiva no fue un mero formalismo administrativo, sino un llamado angustiado a la reflexión y al diálogo, ante lo que percibió como una deriva peligrosa para el futuro del movimiento. La urgencia que impregnó cada línea de su solicitud de reunión entre la Comisión de Acción Política (CAP) y el Consejo del partido, así como la explícita puesta a consideración de su renuncia, revelaron una profunda inquietud por el rumbo que estaba tomando la conducción partidaria.
La raíz de esta zozobra se ancló en las decisiones recientes, particularmente la del Congreso Extraordinario que confirió plena autoridad a la CAP para la conformación de las listas electorales legislativas, despojando de su tradicional lugar a las elecciones internas consagradas en la Carta Orgánica del Partido. Para Ragone, esta medida, sumada a una trayectoria previa marcada por lo que describió como una "doble conducción partidaria" y una creciente "imposibilidad de integración", amenazó con vaciar ideológicamente y despolitizar tanto a las bases como a los sectores de conducción. En sus palabras, se acrecentó un escenario donde el diálogo y la negociación de las diferencias, en beneficio de la participación libre de los afiliados en las candidaturas, se vieron cada vez más lejanos.
Sin embargo, la posibilidad de su renuncia al honorable Consejo no implicó, para Ragone, una deserción de su compromiso vital con el Partido, un lazo forjado en la búsqueda de la memoria de Miguel Ragone y fortalecido por la adhesión a los ideales del peronismo setentista: patria libre, justa y soberana, democracia, integración, desarrollo con protección ambiental y lucha contra el imperialismo. Su permanencia, o su alejamiento transitorio del Consejo, se definió en función de la posibilidad real de un diálogo fructífero que permitiera reencauzar las metas, tácticas y estrategias del partido hacia una reconstrucción abierta y plural.
En este sentido, Ragone señaló prioridades fundamentales para una reestructuración genuina: la refundación de una Carta Orgánica que garantizara la participación efectiva de los afiliados, la formación constante y la integración a través del diálogo incluso desde las diferencias. Advirtió, con un tono de preocupación palpable, que la falta de un mayor esfuerzo por el diálogo podría conducir a años de mayor concentración del poder económico y político, a la fuga de compañeros valiosos y al incremento de la exclusión de quienes pensaban diferente.
Finalmente, su carta concluyó con un llamado emotivo a no convertirse en cómplices de un Partido que se encerró sobre sí mismo, instando a seguir trabajando por caminos alternativos, honrando la memoria de Miguel Ragone y de tantos otros compañeros. La sombra de la concentración del poder y la amenaza de un viraje hacia sectores conservadores y neoliberales proyectaron una profunda inquietud en el alma de este consejero peronista, quien prefirió alzar su voz y poner en juego su lugar antes que ser testigo silencioso de lo que consideró una traición a la esencia del partido.
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